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El Primer Ministro dos semanas después

martes, 28 de octubre de 2008 ·


A catorce días de la juramentación del nuevo premier, lo que se ve es que fue un acierto del gobierno en cuanto a su imagen. Simon se presentó como un 'outsider', transparente y concertador; permitiéndole un respiro al gobierno en medio del escándalo de corrupción y la huelga médica. Así, la bajísima aprobación de García subió ligeramente (de 19% a 22% entre setiembre y octubre, según Ipsos-Apoyo) a pesar de los 'petroaudios'.

Debo admitir que, cuando recibí la noticia del nuevo premier, la tomé con esperanza pero también con escepticismo. Desde que Yehude anunció su intención de postular el 2011, es mi posible candidato; tenerlo en el gobierno podría significar una intención del presidente de tomar un nuevo rumbo, por una parte, y además una exitosa gestión de Simon le podría dar una gran ventaja para las próximas presidenciales. Sin embargo, nunca es bueno esperanzarse tanto con las movidas del Apra. El presidente de Lambayeque venía ganando terreno lentamente a nivel nacional luego de seis años de tener una aprobación altísima en una región tradicionalmente aprista. Ponerlo en el gobierno central, recuperar algo de confianza de la población y apaciguar los conflictos sociales con miras al APEC, para luego mancharlo, le facilitaría al partido aprista recuperar su 'sólido norte', al mismo tiempo que le da un respiro a la agotada administración García.
Hoy, dos semanas después, no quedan claras aun las intenciones de García con Yehude. Sin embargo, ya podemos comenzar a comentar la gestión del premier. Si hay algo que ha dejado notar Simon en estos primeros días es que le falta experiencia. Ha comenzado con torpezas totalmente evitables, al declarar públicamente sus posiciones personales en asuntos aun no definidos dentro del gobierno. Salir a decir lo que cree que debe hacer el MEF, sin conversarlo con Valdivieso, o tomar posiciones a favor de una y luego otra parte en la crisis del Mininter -en lugar de simplemente aclarar cómo son las jerarquías y quién debe tomar la decisión- son errores que no debe cometer un primer ministro; lo mismo con anunciar que dos ministros se irán antes de fin de año, dando pie a especulaciones. Este tipo de declaraciones demuestran su poca cancha a nivel nacional y le quitan seriedad a su gestión; un poco más de mesura y unos buenos asesores quizás sea lo que le falte a Simon en este momento. Por otro lado, también es cierto que su designación efectivamente sí ha servido para apaciguar los conflictos sociales y políticos: los médicos tomaron a bien la designación de Ugarte y suspendieron la huelga para conversar, y la mayoría de partidos políticos y gremios aceptaron la convocatoria al diálogo del premier. Además, la cercanía de Simon con los presidentes regionales debería evitar, hasta cierto punto, que estos auspicien levantamientos contra el gobierno.
Es decir, en lo que va de su gestión, el principal activo de Simon ha sido su imagen conciliadora y transparente -que tenía desde antes de su designación-, pero esto no ha sido respaldado del todo por señales de un buen manejo por parte del premier, sobretodo en cuanto a asuntos internos del consejo de ministros.

El establishment político peruano y el pasado de Yehude
Algo que podría llamar tremendamente la atención es la actitud de diversas personalidades públicas frente a Simon. Mientras en estos últimos dos años hemos vivido en medio de una gran paranoia por parte de ciertos sectores del gobierno, la derecha y alguna prensa con respecto a temas relacionados al terrorismo, humalismo y chavismo; el gobierno nombra como Primer Ministro a un ex izquierdista radical, acusado de estar ligado al MRTA. Hace nomás algunos meses, por ejemplo, la cuasi vocera gubernamental Valenzuela en su programa aseguraba que el MRTA estaba detrás del paro por haber encontrado en internet páginas web dando vivas al paro, con decoración negra y roja (sic), y en febrero se encarceló a una poeta y unos militantes izquierdistas de terroristas por asistir a un congreso bolivariano. Luego, la poeta salió libre tras demostrarse que era inocente y que "no era comunista", pero el militante izquierdista Roque Gonzales La Rosa, ex-emerretista, quien, al igual que Simon, fue condenado durante el fujimorismo, sigue detenido. No se ha demostrado que él, hoy, siga participando en actividades subversivas, simplemente sigue siendo radical de izquierda, al parecer, condición que sumada a su ex militancia emerretista es suficiente para que su encarcelamiento sea 'políticamente correcto'. Simon, por otra parte, luego de salir libre fue cambiando sus ideas y hoy es un converso socialdemócrata, que cree en la economía de mercado. Al momento de realizar el 'juicio Valenzuela', al parecer el ser promercado es un determinante. Para la misma prensa -casi, Aldo Mariátegui en realidad no lo pasa- que Roque Gonzales era un terrorista, Yehude Simon es un hombre valioso y: o se ha probado su inocencia, o su pasado no es importante, o los dos. Mientras que para uno usan su pasado como prueba de su 'peligrosidad', sin importar que no se le haya probado ninguna actividad ilegal reciente, para el otro el pasado no es importante. La situación legal de las personas depende de sus ideas.


Ver: ¿Liberará Yehude Simon a Roque González?


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Lima, Peru
Uno de Los ZappinG (http://www.myspace.com/loszappingperu) y estudiante de tercer año de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico.

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