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Ganó Obama, y ahora?

martes, 3 de junio de 2008 ·


Ayer, finalmente, Obama logró la mayoría de delegados en las primarias más peleadas que se recuerden del Partido Demócrata. Recién ahora comienza la verdadera carrera a la Casa Blanca, y con ella una primera gran cuestión: la elección de la plana presidencial.

Hay quienes creen que para reunir al partido, lo ideal sería que Hillary vaya como vicepresidenta: ¿por qué mandar un candidato que con las justas ganó las primarias, cuando podríamos mandar a los dos que juntos suman casi el 100% de los votos demócratas? Wow, suena lógico y convincente. Pero en realidad no sería lo mejor para los demócratas, como señaló The Economist en un artículo de mayo. En primer lugar, gran parte de la popularidad de Obama se debe a que representa el cambio en la política gringa. No es un candidato tradicional, sus emocionantes discursos en los que habla constantemente de la unión y del momento histórico lo muestran como, efectivamente, un abanderado del cambio. De hecho, sólo el que sea el primer candidato negro de un major party dice mucho de eso. Por otro lado, Clinton es la esposa de quien fue presidente por dos períodos consecutivos antes de Bush, ponerla de vicepresidente sería, al menos en imagen, sacrificar gran parte de la promesa de cambio, lo que podría quitarle a Obama el apoyo de al menos una parte de quienes votaron por él por estar hastiados del continuismo político.
Por otro lado, como señala The Economist, no se necesitaría a Clinton en la plana para asegurar los votos de sus seguidores ya que gran parte de sus votantes (especialmente mujeres mayores de baja educación) son demócratas de línea dura que no votarían en ningún caso por McCain. El problema de los demócratas es más con los trabajadores blancos, entonces, es más importante para Obama colocar en su plancha a alguien que atraiga a este grupo.
Finalmente, ya no en el campo de la estrategia electoral, sino pensando en una eventual administración Obama, tener a Hillary (con su equipo y su esposo detrás de ella) en la oficina podría ser un problema. Durante la campaña se han mostrado serias diferencias entre la gente de Clinton y la gente de Obama, que podrían enfrentar luego a las dos oficinas en caso Hillary fuera la vicepresidenta.

Claro que en esta nueva etapa se van a dar importantes negociaciones entre Obama y Clinton, en la que la segunda aparece con un gran poder derivado de la enorme votación que ha obtenido en las primarias. Pero lo ideal para los demócratas sería que los acuerdos a los que se llegue en estas negociaciones no tomen en cuenta únicamente las cuotas que cada sector merecería en una eventual administración demócrata, sino sobretodo los efectos que las decisiones que tomen puedan tener en la campaña. Esto es, no fallar en el cálculo político, y priorizar los intereses del partido (ganar las presidenciales) por sobre los intereses de los distintos sectores dentro del partido.

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